“Soy víctima del delito, pero el ser víctima de ese delito, no me hizo perder a mí la humanidad.”

Diana Márquez, quien es abogada, pero también coordinadora de la organización Víctimas por La Paz, nos dejó importantes reflexiones, propias y colectivas de la agrupación que conforma, la cual fuera creada por el incansable hacedor que fue el juez Mario Juliano, pasando así a formar parte de un colectivo mayor llamado Asociación Pensamiento Penal.

Soy Víctima por la Paz fundamentalmente porque Víctimas por La Paz tiene un concepto muy fuerte, que es el de convivencia, es el que lo opuesto a la inseguridad no es seguridad, sino es convivencia y que en el entramado social tenemos que caber todos, víctimas y ofensores.

Soy víctima del delito, pero el ser victima de ese delito, no me hizo perder a mí la humanidad, y yo creo que hubiera sido lo peor que me hubiera pasado a mí, la idea de perder la humanidad al punto de entender que es el tema de la inseguridad y de la convivencia y de la violencia es sumamente complejo y bueno eso es algo que aborda Víctimas por la Paz, y que a mí me parece que lo mas valioso de ser Víctimas por la Paz, es que somos un grupo que vivimos la pacificación en carne propia, trabajamos por ello, por la humanización de las relaciones, creo que eso hace que yo sea orgullosamente Víctimas por la Paz.

Objetivos

A mí me gustaría hacer hincapié en que nosotros somos un grupo que esta abriendo caminos, nuevos, miradas nuevas, sobre la prevención, sobre la no repetición de acciones, sobre la reincidencia, dejar de lado la idea de venganza, mirar de frente al punitivismo, que nos ha llevado a lugares realmente horribles, mirar al otro como enemigo, no lleva a ningún lado, dejar esa idea binaria de nosotros y ellos, de guerra, que no nos esta llevando tampoco a ningún lado.

Me parece que lo que nos hace diferentes es esa mirada, que necesariamente lo incluye al otro y que en el mejor de los casos los incluye a todos amorosamente, o respetuosamente, si quisiéramos ser más precisos.

La verdad es que las víctimas hemos tenido grandes dolores, los que respeto, porque respeto mi propio dolor, pero la verdad es que hay víctimas a ambos lados de los muros, y hay víctimas sumamente invisibilizadas y creo que nadie tiene para sacar el cartel de víctima como un estandarte o una cocarda.

Creo que los que hemos sido víctimas tenemos grandes responsabilidades también, y una de ellas por haber pasado el dolor, es no sumar dolor al dolor.

Por eso para mí la transformación de esos dolores y de esas angustias, creo que es lo mas valioso que una víctima puede lograr, y desde ese punto si podemos ser una voz disidente, contracultural, porque estamos mas pendientes de esas transformaciones, de esas sanaciones, que, de quedarnos en nuestra idea de víctimas, o en la idea de que la victima no puede protagonizar su vida. Para mí, las víctimas podemos protagonizar nuestras vidas, y hacer mucho bien en las vidas de otros.

Un antes y un después

Hay un hecho en Víctimas por La Paz que ha sido fundacional, que es el primer encuentro restaurativo que hicimos entre Mercedes, Emiliano y Fernando, la primera citada como víctima y los restantes como ofensores, en este caso hoy todos pertenecientes a Víctimas por La Paz, fue el primer encuentro restaurativo, nosotros estamos siguiendo mucho la filosofía y los lineamientos de la justicia restaurativa, en mi caso yo soy facilitadora de diálogo restaurativo, aparte de ser mediadora, me toco llevar adelante ese encuentro, realmente un encuentro restaurativo que tiene unas características muy especiales, en relación a la responsabilización, a la posibilidad del encuentro cara a cara, horizontal y también con la comunidad que esta como conteniendo esta situación.

La verdad que la facilitación del diálogo en ese encuentro restaurativo para mí fue fundacional, al haberme hallado con personas como Mercedes, Emiliano y Fernando, de un coraje, una vocación de diálogo, una amorosidad y un entender que la justicia no va a solucionar determinadas cosas que uno humanamente debe restaurar con un otro que en este caso debe ser el ofensor.

Me parece que ahí hay algo muy fuerte, potente, muy transformador, que nosotros vivenciamos en Víctimas por La Paz, a esta altura ya hemos hecho otro encuentro restaurativo muy importante que ha sido en la ciudad de Mercedes entre Valentín y Pelusa, Valentín siendo el ofensor menor de edad, Pelusa el hijo de la víctima. Creo que esos son los eventos mas potentes mas fuertes que hemos tenido.

Creo en el encuentro de las personas, creo en la convivencia, en la construcción de puentes, creo en que la necesidad de los pacificadores diarios es el camino para mejorar esta sociedad para bajar la violencia.

Me siento Víctima por La Paz porque es un grupo muy amoroso, un grupo muy hacedor, y un grupo que nos acompañamos desde nuestro lugar de víctimas, pero con la responsabilidad de saber que hay mucho para hacer en este mundo, en esta Argentina, compleja y muy desigual.

Mensaje a una persona privada de su libertad

Somos todos personas, de hecho las personas privadas de su libertad, dentro de ese colectivo que también es muy heterogéneo, hay personas que están pagando su condena, hay personas arrepentidas, hay personas que son inocentes, y están adentro de la cárcel, hay personas que han sido víctimas de violencia institucional muy fuerte, están dentro de la cárcel y también son víctimas, la verdad es que hablando de persona a persona, lo que yo les diría es que los estoy acompañando desde mi lugar en este momento como coordinadora de Víctimas por La Paz.

Pero los estoy acompañando desde el punto de vista de lo que han sido, personas juzgadas por la justicia, nosotros, desde Víctimas por La Paz no estamos en esa categoría de juzgar a nadie, sino de acompañar, acompañar fundamentalmente transformaciones, porque nosotros hemos tenido transformaciones desde nuestro lugar, acompañamos amorosamente creo, a personas con las que nosotros hemos hecho encuentros, muchas veces colectivos con los que están dentro de la cárcel, y han sido momentos realmente hermosos, con lo cual la verdad entiendo que no tengo nada especial para decirles, creo que muchas personas son resilientes, y les digo que odiar es fácil, amar cada circunstancia de la vida de uno es lo difìcil.

Es complicado lo que ha pasado y que a veces hay que ponerle toda la voluntad, para pasar esos años, los que le toque pasar ahí adentro, en lugares tan horribles como son las cárceles y tratar después en el afuera de que todos como sociedad nos encarguemos de que las personas no reincidan, no vuelvan, creo que esa es una tarea que nos cabe a todos, les diría eso, que no me gustaría volver a verlos adentro de las cárceles que tenemos.

Sociedad menos violenta

Fundamentalmente creo que el problema de la violencia, lo dije al principio, no hay que simplificarlo, creo es muy complejo, tiene que ver con una gran desigualdad que sufre Argentina y Latinoamérica en general, creo que tiene que ver con muchas omisiones del estado, donde el estado se retira, de la educación, de la salud, de las posibilidades de que las personas puedan tener trabajo.

Uno mira las cárceles y ve que están pobladas en su mayoría por personas que no han tenido acceso a cuestiones básicas que el estado tendría que haber ayudado mínimamente con eso y obviamente se han generado mucha frustraciòn y enojo.

Son círculos absolutamente viciosos, no tengo yo la solución a la violencia, pero creo que dando oportunidades, acompañando a las personas, tratando de mirar sus potenciales, desde la escuela, desde el médico cuando te atiende y vas a la salita, todos involucrados en mejorar una sociedad que es violenta y en la que estamos todos involucrados en esa violencia, los medios de comunicación, instituciones como la carcelaria en general, la policial, la justicia, que realmente tiene mucho para decir sobre la violencia, yo creo se puede dar un vuelco a lo negativo.

Creo que, desde Víctimas por La Paz, tratamos de pacificar, donde podemos, pero tambièn sabemos que el problema tiene raíces muy profundas y es sumamente complejo.

Fuente: Liberté