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En el corazón de la cárcel de máxima seguridad de Batán, el Comedor Solidario de Liberté es un ejemplo de cómo la solidaridad puede transformar vidas, incluso en los entornos más difíciles. Este comedor funciona dentro de Liberté, un espacio autogestionado por personas privadas de libertad, con el objetivo de ofrecer una alimentación digna y saludable a quienes más lo necesitan.

¿Cómo funciona?

El comedor opera gracias a la cocina comunitaria de Liberté, que ha sido habilitada por el Ministerio Agrario como cocina comunitaria y cuenta con la aprobación de bromatología del Servicio Penitenciario. Cada día, allí se prepara un menú completo que incluye:

  • Desayuno, almuerzo y próximamente merienda.
  • Un segundo plato por la tarde para quienes participan en actividades hasta más tarde.

¿De dónde vienen los alimentos?

La materia prima proviene de dos fuentes principales:

  1. El Ministerio de Desarrollo, que provee parte de los insumos.
  2. Aportes voluntarios de los integrantes de Liberté, tanto de quienes están dentro como fuera de la cárcel. Este esfuerzo colectivo es un reflejo del espíritu solidario y autogestionado del proyecto.

Por supuesto, la mercadería que ingresa cumple con todos los protocolos de seguridad: es requizada y controlada por funcionarios penitenciarios, garantizando que todo esté en regla antes de entrar al espacio. Este esfuerzo colectivo refleja el espíritu solidario y autogestionado del proyecto.

¿Quiénes participan?

El comedor está destinado a quienes no cuentan con recursos para acceder a otra alimentación y pasan el día en Liberté participando en actividades tratamentales. Sin este comedor, estas personas tendrían que regresar al pabellón al mediodía, interrumpiendo su jornada y conformándose con el "rancho" del servicio penitenciario, un alimento que muchas veces es considerado incomible.

Un comedor digno para una comunidad solidaria

La comida es preparada por un cocinero voluntario con formación y carné de manipulación de alimentos, lo que garantiza calidad y seguridad. Además, el pan que se consume también es elaborado dentro de Liberté.

Las comidas se disfrutan en el Salón Punto de Paz, un espacio acogedor que funciona como un comedor comunitario digno, equipado con mesas, sillas, manteles y todo lo necesario para crear un ambiente cálido y respetuoso.

Limitaciones y sueños

A pesar de que nos encantaría incluir a más personas, las restricciones del servicio penitenciario sobre la cantidad de mercadería que ingresa limitan el alcance del comedor. Sin embargo, seguimos trabajando para mantener este proyecto vivo e inspirar a otras y otros a replicar este modelo de solidaridad y cuidado.

El Comedor Solidario de Liberté es mucho más que un lugar para comer: es una herramienta de dignidad, comunidad y esperanza.