La llegada a la cárcel: Un nuevo capítulo

Con una condena que resonaba con fuerza sobre su vida, Roberto llegó a la cárcel hace aproximadamente 6 años. Tiempo después, fue incentivado a concurrir a Liberté. En principio, como la mayoría, eligió llegar para salir del pabellón y así intentar por momentos sobreponerse a semejante situación.

El descubrimiento de un nuevo mundo

Luego, con el tiempo, se fue afianzando en el mundo Liberté de tal manera que llegaría a integrarse a la comunidad al punto de sentir el espacio como propio. En el inicio, Liberté contaba con una rotisería que acompañaba el servicio de almacén, y hasta de un restaurante, situación que se dio hasta el inexplicable bloqueo penitenciario. Roberto cocinaba, aprovechando los conocimientos de la profesión gastronómica en el afuera.

Un líder en la cooperativa

Así fue sorteando etapas y hoy es coordinador general de la cooperativa. Fue el precursor del proyecto de deportes en el espacio, el cual cuenta con capacitadores de fitness, boxeo, fútbol y otras actividades inherente. También se utilizó un espacio físico del lugar, dónde se logró construir un gimnasio. Mancuernas, bancos para los distintos requerimientos gimnásticos y hasta una bicicleta fija, forman parte del entusiasmo por aportar ideas y plasmarlo en realidad con hechos positivos.

Un cambio profundo en la conciencia

Sin dudas, cuando alguien abraza algo pone allí todas sus buenas energías. Roberto se extiende en el diálogo y también nos habla sobre las diferencias de la cultura que se genera en la cárcel desde los pabellones y el contraste que se nota profundamente en aquello que se genera en Liberté, desde la manera de hablar, dirigirse el uno al otro, hasta las costumbres como el comer, allí relata que en su momento se logró en Liberté cocinar de manera saludable los mediodías donde se recibía el aporte de la propia huerta orgánica para quienes asisten todos los días y allí remarca la diferencia de la vida en Liberté respecto a los pabellones donde se come una sola vez al día y el resto del día se consume el mate como suplantando el alimento del mediodía.

Un testimonio de cambio y esperanza

Roberto cuenta que su familia está tranquila pese a encontrarse en una cárcel de máxima seguridad. Una cárcel de máxima seguridad, un adjetivo calificativo que quienes no conocen de este mundo intramuros logran asustarse o al menos incomodarse. Roberto dijo también que él pensaba que todo sería peor, pero afortunadamente no ha sido como él lo creía.

La reflexión final

En la despedida, Roberto recuerda el tiempo que le queda de condena, ya casi está en la mitad. Levanta su mirada como un agradecimiento a Dios por haberle permitido aún en medio de una tormenta poder estar bien, erguido ante el problema que representa atravesar un tiempo intramuros. Manifiesta que todo esto le ha servido porque haber permanecido paralizado en el tiempo de la cárcel hubiese sido un tiempo muerto.

Fuente: Radio Aires de Liberté