Gabriel, es un pibe que se encuentra preso desde hace un tiempo en la unidad 15 de Batán, y trabaja en Liberté, nos dijo que estar en nuestro espacio, lo hace por momentos olvidar el contexto de encierro en el que está, le permite despejarse un poco, lo siente como un lugar de paz.

También relató, que trata de evitar estar mucho tiempo en el pabellón, y desde temprano, ni bien se abre la reja sale a trabajar a Liberté, pues allí permanece la mayor parte del día, trabaja, pero también cursa en algunos talleres de capacitación.

Gabriel nos cuenta que en Liberté, se desempeña en un rubro parecido a aquél, del cual era propietario en la vida fuera de la cárcel, aquí trabaja en la administración del almacén y en su vida laboral previa a la cárcel era dueño de un almacén.

Aunque reconoce que, si bien aquí se trabaja todo de manera virtual, por internet, el saber manejar computadoras, lo favoreció a la hora de hacer tareas con el sistema de administración y venta de este almacén Liberté.

Cita que tiene una condena de 12 años de prisión y que recién lleva poco más de 2 años, añadiendo que por suerte, con su familia siempre mantiene el vínculo, se llevan bien pese a las distancias, y tratan de pasarla bien él y su familia en los días de visitas, allí intentan disfrutar, para olvidar el dolor impuesto por la cárcel.

Su mirada se pierde al hablar de este tema, y si bien su voz se quebranta, alcanza a decirnos que algunas veces, los encuentros con su familia suelen ser complicados, en el momento de la despedida, esto resulta ser algo traumático para todos.

Reflexión sobre lo que significa Liberté para la vida de una persona encarcelada, y señala que es una oportunidad que no se da en todos lados, contar con este espacio y poder disfrutarlo, es una bendición y por eso hay que saber aprovecharlo, para capacitarse, trabajar, prepararse para el día de la salida, porque en algún momento ese día llegará y hay que estar preparados.

Fuente: Prensa Liberté